Top ten de los tipos de jueces más detestados por los letrados
El hooligan, el dormilón, el colega de la contraparte, etc: Esta es la lista de los diez tipos de jueces que odiamos los abogados ¿te suena alguno?
Esta lista de los diez tipos de jueces que los abogados odiamos es fruto de un cuarto de siglo de lidiar -con perdón- con centenares de jueces de diferentes partidos judiciales. Está hecha, antes que nada, con más cariño y humor que otra cosa, y como tal espero que sea tomada por sus señorías (no vaya a ser…).
- El hooligan: Este tipo de juez toma partido por uno de los litigantes desde el primer instante. En consecuencia, potencia con preguntas de su propia cosecha el interrogatorio de una de las partes y dinamita entre chasquidos de lengua, cabeceos e impugnaciones las preguntas del otro abogado. Si lo tienes de tu parte puedes hasta echar una cabezadita, porque te llevará en volandas hasta la sentencia. Si no, ya puedes dar por perdido el juicio.
- El guardián del tiempo: Es uno de los diez tipos de jueces que estaría en todas las listas de este tipo. Dícese del magistrado que toma por costumbre señalar el primer juicio de la jornada a las nueve de la mañana, cuando ni los más viejos del lugar le recuerdan haber visto pisar el juzgado antes de las diez en la vida. Cuando ya ha conseguido acumular un retraso de dos o tres vistas lo ves llegar a lo lejos sin inmutarse, charlando sobre el partido del día anterior con el agente judicial mientras mira al tendido con una sonrisa descansada y ladina, cual triunfante matador dando el paseillo previo a entrar en faena.
- El hambriento: En muchas ocasiones es el mismo tipo de juez del numeral anterior. A más de un compañero le sonará esto: son más de las dos del mediodía, llevas casi toda la mañana esperando para entrar en sala con la cabeza como un bombo de aguantar a un cliente al borde de la histeria y cuando por fin vas a empezar con el interrogatorio, su señoría carraspea y te dice: trate de ser breve, letrado, que vamos con retraso y tengo hambre.
- El amigo de mi enemigo: Sería uno de los diez tipos de jueces que algunos abogados odiamos. Dícese de aquel magistrado que cuando entran los letrado a sala se levanta y con una efusividad digna de ser culminada en un reservado se abraza al otro abogado, con el que durante sus buenos cinco minutos se pone al día de los últimos avatares de sus respectivas vidas. Luego, su señoría vuelve al estrado, donde recupera su hierática dignidad para reparar en tu presencia y dirigirse a ti con un gélido: buenos días a usted también, letrado.
- El escriba: Es ese tipo de jueces que se pasan toda la vista escribiendo, sin prestar la más mínima atención a las escenas que se desarrollan delante suyo. Se podrían marchar de la sala de vistas los abogados, procuradores, funcionarios y litigantes y sustituirlos por una grabadora en marcha y ni se daría cuenta.
- El infalible: Este está también en la mayorías de listas de diez tipos de jueces que los abogados odiamos. Parece humano, pero no lo es. Y si lo es, cuando se pone la toga adquiere un grado de conocimiento sólo al alcance de los dioses. Puede parecer que comete errores, pero es sólo un espejismo, ya que cuando se le interpela en tal sentido se yergue muy digno y te suelta: ¿Quién es el juez, usted o yo?
- El educado: Cual santo Job, es capaz de permitir que el juicio más trivial dure dos horas con tal de no interrumpir el interrogatorio de los abogados. Por una de esas leyes que tanto le gustaban a Murphy siempre te lo encontrarás en concurso ideal con el abogado más brasas y pesado de la ciudad.
- El disperso: Este juez aprovechará tu interrogatorio clave para girarse y preguntarle al agente judicial si se acordó de citar a los del juicio de mañana, mientras abre con la boca un paquete de Cheetos y saluda con la mano al fiscal.
- El adivino: No podía dejarme a éste en nuestra lista de los diez tipos de jueces más odiados. Es el típico que hace entrar a los letrados antes del juicio y, si no han conseguido llegar a un acuerdo, les suelta: «no es que quiera prejuzgar, pero…» y tras hacerte una exposición más que detallada del contenido de la sentencia que sin ánimo de prejuzgar es muy probable que acabe dictando, te saca junto con tu compañero de la sala de vistas con el consejo de llegar a un acuerdo.
- El suegro: Digas lo que digas en el juicio, percibirás en su semblante una mueca de honda decepción pugnando por demostrarte que nunca estarás a la altura de sus expectativas. Cada pregunta o alegato en tus labios es para él una oportunidad perdida para demostrarle que mereces la toga que llevas puesta. No te extrañe si de manera inopidada este tipo de juez decide tomar parte activa en el interrogatorio, a fin de hacer las preguntas que tú eres incapaz de concebir. Por supuesto, en la ulterior sentencia te extirpará como parte activa en la consecución de su veredicto (salvo para hacer mención a tus ridículos esfuerzos de entender sobre qué versaba realmente la litis)
- (BONUS TRACK) El sentenciador precoz: Dícese de aquel juez que en un momento dado alcanza un veredicto, el cual pasa a escribir junto con un esbozo de las motivaciones en un papel doblado que acto seguido coloca en el interior del expediente judicial, que a su vez pasa a depositar sobre la pila de los expedientes ya juzgados. El problema es que todas estas acciones tienen lugar durante el juicio, a la vista de todos y cuando -por ejemplo- aún te quedan por interrogar tres testigos, aportar tu perito estrella con hechos nuevos y exponer las conclusiones que llevas una semana preparándote.