Indemnización sin abogado (el efecto Ikea)
Tradicionalmente había dos maneras de reclamar la indemnización por un accidente de tráfico: a través de un abogado privado o dejando la gestión en manos del departamento de siniestros de nuestra compañía de seguros. De un tiempo a esta parte, empero, ha surgido una tercera vía: el propio lesionado es quien trata de cobrar su indemnización sin abogado.
¿Es posible para un ciudadano de a pie reclamar una indemnización sin abogado?. Sí, en la misma medida en que es posible que dicho ciudadano se extirpe a sí mismo el bazo o decida enfrentarse sólo y desarmado a un comando de élite: puede hacerse, con independencia de que los resultados se prevean desastrosos.
Porque -seamos claros- es buena cosa que un lesionado en accidente de tráfico se informe y sepa cuáles son sus derechos y tenga constancia de las argucias que le puede aplicar la aseguradora responsable del siniestro, pero no es la mejor idea que el accidentado, pertrechado con un par de manuales y artículos descargados de internet, decida llevar en exclusiva el peso de su reclamación por lesiones. Y esto es así porque el ejercicio práctico de la abogacía es bastante más complejo que montar un mueble de Ikea o aprender a preparar pan casero.
Pretender cobrar la indemnización sin abogado por un accidente de tráfico puede sonar bien («no debe ser tan difícil», «yo soy duro de pelar negociando» o «¿para qué voy a pagarle un diez por ciento de comisión a un abogado por algo que puedo hacer yo?»), sobre todo si obviamos que «al otro lado» del ring nos espera una compañía de seguros con recursos ilimitados (abogados con decenios de experiencia, tramitadores especialmente entrenados para enfrentarse a abogados con decenios de experiencia, peritos médicos y reconstructores, centros médicos afines, dinero para eternizar los procesos, etc, etc)
Seamos claros: la tentativa de tratar de reclamar una indemnización sin abogado en la práctica se acaba traduciendo en esperar a que el seguro contrario se ponga en contacto con nosotros para hacernos una oferta y responderles que nos parece insuficiente, lo que motivará que unos días después nos mejoren la oferta y así todos contentos: nosotros, porque creemos haber hecho el negocio del siglo sin el asesoramiento de un picapleitos, y la aseguradora porque ha saldado nuestra reclamación pagando el 50 por ciento de lo que nos correspondía (en la primera llamada nos ofrecía el 40 por ciento)
Y por supuesto tiene usted derecho a reclamar su indemnización por lesiones en accidente de tráfico de la manera que tenga por conveniente. Es su dinero, faltaría más. Eso sí, si en un momento dado de su reclamación de indemnización sin abogado comprende que le están tomando el pelo y que no sabe por dónde tirar, no se sorprenda si cuando -por fin- acude a un abogado privado especializado en accidentes, éste le dice que su tema está ya tan torcido que no es posible enderezarlo, bien porque se le haya pasado el plazo legal, bien porque la denuncia adolezca de defectos, bien porque no se ha impugnado un informe médico perjudicial para sus intereses, bien por cualquier otro motivo que no aparece en los manuales que pueblan la red.